miércoles, 17 de febrero de 2010

*Carta abierta a la comunidad universitaria*

*Maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales,*

*que lavándose las manos se desentiende y evaden. *

*Maldigo la poesía de quien no toma partido, *

*partido hasta mancharse.*

*Paco Ibañez.*



Estimados (as) estudiantes, trabajadores(As) y colegas de las
universidades públicas y estatales del país.


Desde mi nuevo sitio de reclusión en el pabellón de alta seguridad del
complejo carcelario “La Picota” les hago llegar un cálido saludo ,
acompañado de renovadas esperanzas de éxito en las luchas universitarias que
vislumbran el horizonte del 2010, año consagrado por la tradición oficial a
la celebración del bicentenario de la independencia.


Son más de ocho meses que llevo privado de mi libertad en un juicio que se
adelanta por los supuestos delitos de “rebelión” y “concierto para delinquir
con fines terroristas”, en el cual ha brillado la flagrante violación de mis
garantías procesales, admitiendo pruebas ilícitas e legales como el
computador del abatido jefe de las FARC, “Raúl Reyes” e incorporando como
intervinientes especiales víctimas de esa organización guerrillera que no
han recibido daño concreto, real y especifico por parte mía.


No siendo suficiente estas arbitrariedades, el pasado 23 de diciembre fui
sacado sorpresivamente de las instalaciones de la cárcel nacional “Modelo”,
bajo extremas medidas de seguridad, sin que se me informara el sitio de
remisión. Durante dos días, tanto familiares como abogados y amigos
desconocieron por completo mi paradero, al punto que se vieron precisados a
alertar sobre esta situación a algunos medios de comunicación y ONGs
Nacionales e internacionales. Mi traslado se produjo el mismo día en que
obtuve –tras numerosas trabas institucionales- la autorización para la
visita de mi hijo, a quien no veía desde hace dos años y “coincidió” con las
denuncias que días atrás había formulado contra un funcionario de la cárcel
nacional “modelo” por hechos de corrupción.


El próximo 17 de febrero se adelantara mi “juicio oral” que constituye el
paso previo a la promulgación de sentencia, en un proceso revestido de
tintes claramente políticos donde se juzgará el pensamiento crítico y la
libertad de cátedra, principios que consagraran el movimiento estudiantil de
Córdoba (Argentina) hace ya cerca de un siglo. Lo anterior en el marco de
una cadena de ataques sistemáticos a la universidad pública, evidenciando no
solo en el creciente recorte de recursos financieros que la vienen
sometiendo a la implacable lógica del mercado del conocimiento y de los
servicios, sino también de la violación de los principios fundamentales –que
constituyen su esencia- como la libertad del pensamiento su autonomía
institucional.


Así lo demuestran las detenciones arbitrarias, la intromisión de la fuerza
púbica en el campus universitario, el asesinato y desaparición de
estudiantes, las amenazas a profesores críticos, la solicitud por parte de
la Fiscalía General de la Nación de los estudiantes pertenecientes a
universidades públicas de Bogotá y la proliferación de acusaciones por
rebelión a miembros de la comunidad universitaria, en juicios rápidos con
restricción de acceso al material probatorio, como lo ilustra mi situación,
la del profesor Fredy Julián Cortés y la del artista Luis Eduardo Sarmiento.


Esta situación que nos retrotrae a los oscuros años de las dictaduras
militares en el cono sur , se torna aun más preocupante con a reciente
propuesta del ejecutivo de vincular a mil estudiantes de Medellín como
informantes de la fuerza pública, instrumentalizando para sus interés
guerreristas las necesidades económicas de esta importante granja social,
pretendiendo convertir a Colombia en un país de delatores y avivando, aun
mas el conflicto armado y social que el mismo presidente Álvaro Uribe Vélez
pretende ocultar.


La incorporación con cave de estudiantes a estas labores de inteligencia
militar no solo denota una ausencia de proyecto educativo para sectores
estratégicos en el desarrollo culturas y social de la nación, sino que
conlleva altos riesgos para la integridad de los mismos, transformando el
campus universitario en un campo de guerra.


Cabe recordar que la red de informante, como uno de los pilares
fundamentales de la mal llamada política de “seguridad democrática” ha
servido para sustentar “falsos positivos” y con ellos, la persecución a
numerosos intelectuales, estudiantes, docentes, líderes sociales, populares,
indígenas que actualmente inundaron las cárceles del país, no en vano se
habla hoy de más de 7.000 presos (as) políticos (As) sometidos (as) a
condiciones inhumanas y de hacinamiento, y que el Estado colombiano trata de
ignorar con el sofisma e estar librando una batalla frontal contra el
terrorismo.


Frente a estos hechos, la universidad no puede evadir su responsabilidad
esgrimiendo una supuesta “neutralidad” debe, por el contrario, asumir el
compromiso social de liderar, desde la académica, la generación de
propuestas que coadyuven a dar salidas a la problemática social. Es a través
del debate abierto y pluralista de ideas-no del silencio y la consagración
del pensamiento único- que la universidad puede garantizar el cumplimiento
de su función social y erigirse en un verdadero medio de construcción y
transformación social, en el contexto de un mundo cada vez más cambiante.


Esto se hace aun más necesario en un país como e l nuestro donde –como nos
lo recordaba un colega de la Universidad de Antioquia- la gente “se
amordaza, se tapona y se venda para no hablar nada, no oír nada y no ver
nada “, porque –en una sociedad atravesada por el conflicto interno resulta
conveniente guardar silencio para no equivocarse y mucho más cómodo hablar
el lenguaje de lo que en detentan el poder, para no convertirnos en objeto
de sus represalias.


Mi vida académica ha estado estrechamente ligada a la lucha por los
ideales democráticos, primero como estudiante, luego como docente y ahora
como preso político de un *stablichment*que criminaliza el trabajo docente
e investigativo comprometido. Agradezco a todos y todas los (as)
estudiantes, trabajadores (as) y colegas de la universidad pública y de
algunas universidades privadas que con sus palabras y acciones –ya sea de
manera abierta o silenciosa- me han brindado su valiosa solidaridad. Así
mismo agradezco a la Asociación de Profesores Universitarios (ASPU), a la
Asociación de profesores de la Universidad de Antioquia (ASPRUDEA),a, a las
organizaciones y grupos de trabajo estudiantiles, así como a sus medios
alternativos de información por su incansable compromiso en pro de mi
libertad, que no es otro que el compromiso con la libertad de pensamiento y
opinión y el respeto por el que hacer científico e intelectual.


Tengan la certeza de que la labor que ustedes han desarrollado no ha sido
en vano, y aunque estos barrotes y guardia armados pretenden atemorizarme y
debilitar mis convicciones democráticas, pueden estar seguros (as) de que
mantendré incólume mi voz crítica, mi compromiso con la defensa de la
universidad pública y la búsqueda de salidas políticas al conflicto armado y
social que vive Colombia.



*Fraternalmente,*

*Miguel Ángel Beltrán Villegas*

*Profesor Asociado Sociología, Universidad Nacional de Colombia*

Desde el pabellón de “Alta Seguridad” cárcel “la Picota” febrero 1 de 2010.

PORQUE EL SILENCIO NO ES UNA ALTERNATIVA, invitamos a la comunidad
universitaria a acompañar al profesor Miguel Ángel Beltrán en el juicio oral
que iniciara el día miércoles 17 de febrero de 2010 a partir de las 8:00 am
en los juzgados especializados de la calle 31 Nº 6 – 24 de la ciudad de
Bogotá.

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