Cosita seria (por Kids Nigthmare).
-No te bajés ahí. Seguí que todavía te falta camino, unas tres cuadras más o menos – Dijo la voz del otro lado del teléfono, pero el alegato al interior del bus era tal que ella no había alcanzado a oír si no hasta no te bajés ahí. -Ya te llamo- dijo ahora la voz ignorando las airadas súplicas de la mujer para que no colgara, para que le repitiera lo último que dijo. La llamada se cortó y ella levanto su cabeza de entre sus piernas (donde había tenido que llevarla para que los reclamos de esta partida de sapos malparidos, como ahora llamaba a los demás pasajeros del bus, no le impidieran escuchar las indicaciones del hombre al otro lado del teléfono) Miró fijamente a los ojos al agitador de esta inmunda masa que ya no la bajaba de “verdoléra”, “plázuna” y hasta de “idnorante”; todo por hablar fuerte y no dejar dormir al infeliz este. – Ahora sí, siga durmiendo ¡sapo malparido! – le dijo al hombre que dormía plácido hasta que le entró la llamada que ahora la tenía a bordo del colapso. – Sapo malparido su papá, respete ¿o es que nunca se ha subido a un bus?
(AY SEÑOR, MUEVASE. LLEVAMOS UNA HORA AQUÍ. ¡TA HOCHES MANO!. ¡¿VA CONCIENDO OLÁ?¡) Gritaban los entes de una turba que empezaba a buscar un motivo para armar un motín al interior del bus. Y cuando todos empezaban a calmarse y a hacerse a la idea de que otra vez vamos a llegar tarde y no nos vamos a poder desquitar con el chofercito marica ese, justo en ese instante: tirín tirín tirín tirililin lilín (N del E Guillermo Tell by Nokia 1100). El ruidito cautivó la atención de la turba entera que, si bien reaccionó con una colectiva vuelta de pescuezo, nadie se pronuncio ni se mostró interesado. El celular estaba en sus manos temblorosas, frente a su cara pálida y su gesto de miedo. Sus pensamientos trataban de llenarla de valor y serenidad para contestar: ‘No es capaz, sólo es un chiste pesado de esos que él suele hacer. Pero yo conozco y se que sí es capaz. Sí, pero ahora es diferente, él no le haría daño, al fin y al cabo lo quiere’…Pero su titubeo fue interrumpido por el brusco codeo de un hombre que hasta que su celular sonó por octava vez, y aún a pesar del griterío de la turba, dormía profundo. Volteo a mirarlo y se encontró con una cara de pocos amigos y mucho insomnio que, babeante y hedienta, le gritaba: ¡DELE DE COMER AL TAMAGUCHI ESE!
- ¡Púes al parecer me he montado en más buses que usted!- le contestó al agitador. – ¡Conmigo no se las de de vivita que usted no sabe quien soy yo!- contestó ahora el hombre envalentonado.- ¡QUITESE MÁS BIEN QUE ME VOY A BAJAR!- dijo la mujer mientras bruscamente alistaba sus cosas para bajarse del bus; estaba cerca, pero no sabia que tanto. El hombre, muy de mala gana y mostrando la pelvis le dio, lo que apenas si así se le puede decir, permiso. Ella se aventuró al pasillo repleto de gente, refunfuñante mientras jaloneaba sus cosas que “accidentalmente” se enredaban con el obeso cuerpo del hombre de sueños profundos y mal humor al despertar, el Guache ese. - ¡¿Ahora es que me va a robar o que hijueputa?! – dijo ella mientras jalaba por tercera vez su bolso y lo miraba como un culo. (YA BAJESE VERDOLERA. DEJE EL ESCANDALO QUE HOY NO ES QUINCENA. JAJAJAJAJA) se manifestaba nuevamente la turba.
¿Aló?- Escúchame muy bien porque no tengo tiempo - ¡¿Aló?!. Ah! ¡Dejenme oír porfavor!- replicaba la mujer a la turba cuya ira nuevamente había sido despertada, esta vez por su vecino, y ahora la emprendía contra ella, como si su suerte no pudiera ser peor. – Pila cuando veas carrefur.- ¡No le oigo, repítame lo que me acabó de decir!. ¡Respten ola, no se metan! – ¿Aló? Mirá, te lo digo por última vez. Pará bolas cuando veas el carrefur- Sí, lo veo. – Frente al cadel.- Ay, sí, ya lo vi. Ya me…- Esperá, no te bajés todavía, esperáte unas cuatro cuadras a lo que veas.. – ¡SILENCIO POR FAVOR QUE ES UNA URGENCIA! No le oigo nada porque aquí están que me gritan. Ah que maricada la suya de pedirme que me fuera en bus, bien malparido sí es ¿no? – De ma las. Vos te lo buscastes. Aquí te espero, y ahí donde te demores.
PARTIDA DE IJUEPUTAS ASÍ SERÁN CON LA MAMA. QUITE VIEJA PENDEJA, ¿NO VE QUE VOY A BAJAR?. (SEÑOR APÚRELEEEEEE!) gritaban en la mitad del bus (OJALA LES PUSIERAN TRANSMILENIO POR TODO LADO A ESTOS PERROS A VER SI ESCARMIENTAN. YA LA VIERA YO PAGANDO COMPLETO. POR LO MENOS ELLOS TRABAJAN, NO COMO USTEDES, PARTIDA DE BÁNDALOS Y PEREZOSOS. APÚRELEEEEEEEEEEE!. ESPERA VIEJA PENDEJA, NO VE QUE LA SEÑORA SE VA A BAJAR) El alegato la acompañó en el pogo que tuvo que hacer para poder pasar entre los demás pasajeros hasta llegar a la puerta. La travesía la había retardado demasiado, además ni siquiera sabía a donde iba, sólo recordaba que quedaba cerca al Carrefour así que emprendió camino desde donde la dejó el bus hacia el Carrefour, todavía aguardaba la esperanza de que él no cumpliera con su palabra sólo por esta vez.
-Aló – Sí…dígame – necesito que te me vengás en bus.- ¿En bus? – sí, y no me vayás a tratar de meter conejo con eso porque te estoy vigilando. Cojé la R51, esa pasa en el paradero todos los días a las 8. – No le vaya a hacer nada – ¡CALLATE!. – R51, sí. ¡Pero dígame donde me bajo!. – yo te llamo mi amor y preparaté pa la nueva vida que vamos a llevar juntos.
‘Yo sabía que no lo podía dejar, no debí habérmele volado, al fin y al cabo aunque me pegará y se acostará con cuanta vieja tenía a la mano, ya casi ni nos veíamos. Si hubiera pensado mejor las cosas, ahorita no estaría en estas. ¡Por favor Jesús! Ayudame dale serenidad a ese hombre para que me espere y no le vaya a hacer nada al niño’ pensaba angustiosa mientras corría como una loca sin zapatos esperando divisarlo a él o por lo menos al Carrefour. Ya llevaba cinco minutos de eso cuando se paralizó al escuchar el tirín tirín tirín tirililin lilín.
-Alooooo. – Mamí!!!... Escuchame muy bien perra gonorrea, creistes que te ibas a librar de mí. Te dije que él iba a crecer con su papá y su mamá cuésteme lo que me cueste. Ahora vamos a ser una familia feliz mi amor, aunque no lo querás. – No le haga nada al niño por favor – rogaba la madre con voz quebrada – yo hago lo que quiera, pero…por favor. – Ahí si me ruegas no perra. Toma papel, lápiz y olvidaté de la policía, y prestamé atención lo que te voy a decir.
Tirín tirín tirín tirililin lilín. Otra vez parálizada frente al teléfono, pero esta vez bajo el sol. Reaccionó al noveno timbrazo y, con lagrimas hasta en el busto, contestó.
- ¿Aló?
- TE LO ADVERTÍ MALPARIDA.
PUMMM!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Se oyó un unísono entre el auricular del teléfono y el entorno que la rodeaba, seguido por la caída al suelo del cadáver de un niño con la frente floreada, el cadáver de su hijo, frente a sus ojos.
El baño de sangre y el ruido de la huida de una DT cerraron con broche de mierda la escena y re afirmaron en ella la creencia que hace tiempo tenía de que su marido era cosita seria.
jueves, 29 de abril de 2010
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