LA RESTRICCIÓN A LA LIBERTAD DE ESCOGER ENCARNADA EN LA AMBIGÜEDAD DE LA PROHIBICIÓN

Kathauron

En esta nota me quiero quejar por dos cosas: Primero, por la ambigüedad con que ha sido expuesta la reforma de prohibición (o penalización?) de la dosis mínima, y segundo, porque la medida aprobada ataca de manera directa nuestra libertad para escoger, negando así algunos de los derechos básicos expresados en el precepto constitucional. En el congreso se debatió qué forma iba a adquirir tal prohibición. La primera intención del ejecutivo era penalizar al consumidor o criminalizarlo, pero eso no puede ser tan así. En virtud de qué inferimos que el consumidor es un criminal?

Ahora bien, dado que aprobaron tan polémica medida, la forma última en que se viste la prohibición es asumir que el consumidor es un adicto, dándole la posibilidad 'al que pillen consumiendo' de acogerse a un tratamiento terapéutico (por si fuera poquito la terapia que montó la prohibición). Nuevamente, con base en qué podemos inferir ahora que un consumidor es un enfermo?

Ni lo uno ni lo otro, un individuo por el simple hecho de consumir no es un criminal ni un enfermo. Ahora, la afirmación del ministro éste (el que se pasa en el congreso traficando conciencias, y cuya conciencia fue la primera en ser comprada en el inicio de 'la monarquía facista con disfraz constitucional') según la cual tal aprobación constituía un avance en la lucha contra el narcotráfico. Pues tampoco! prohibiendo a las personas portar un 'moñito' no es lucha contra el narcotráfico. Dejémonos de tanta hipocresía; igual, el jíbaro siempre se le ha imputado lo mismo en un juicio: tráfico de estupefacientes. Esta medida no impide que los jíbaros sigan vendiendo...

Mucho menos impedirá que los consumidores consuman (está lejos de impedirlo). Tal vez algo alentador es que esa tal reforma es un 'tigre de papel', es decir, no agrega ni quita nada a la status quo ante reforma. Lo que me preocupa es que tal reforma puede traducirse en aumento de la represión y/o criminalidad policial, el incremento de abuso de la autoridad, y el incremento de los 'chanchullos' callejeros (esto es, aumento de la corrupción policial).